
En esta entrada quiero hablarte de Cosecha roja, de Dashiell Hammett.
Al igual que hice con Raymond Chandler, ahora me propongo hacer otro viaje por las novelas de otro clásico del género negro, y ese viaje comienza con la historia del agente de la Continental.
Veamos qué nos depara esta obra.
Índice
Sinopsis de Cosecha roja, de Dashiell Hammett
Cuando en una pequeña ciudad minera la mortandad se multiplica por diez y los propios coches de la policía sirven para cubrir las fugas de los gángsters, puede decirse que algo no funciona. Cosecha roja es la violenta historia de un detective privado que a las pocas horas de llegar a Personville se sumerge en un baño de sangre, fruto de las batallas entre bandas rivales. Las maniobras y procedimientos de que se sirve el agente de la Continental para restablecer el orden no difieren mucho de los que utilizan los enemigos de la ley.
Opinión de Cosecha roja, de Dashiell Hammett
Normalmente, cuando hago una reseña, trato de analizar la obra por sí misma, sin compararla con otra (no quiere decir que no lo haga ocasionalmente, pero no construyo la reseña entera con esa «técnica»).
Sin embargo, por más que le doy vueltas a la cabeza, en esta ocasión solo soy capaz de hablar de Cosecha roja si la comparo con cualquiera de las novelas de Raymond Chandler.
Al fin y al cabo, las similitudes entre ambos están ahí: tanto Chandler como Hammett son dos autores estadounidenses de primera mitad del siglo XX, ambos escritores de novela negra, y considerados piedras angulares del género.
Eso sí, confieso que la comparación es quizá un tanto injusta, ya que Hammett publicó su última novela (El hombre delgado) cinco años antes de que Chandler publicara la primera (El sueño eterno), por lo que, en todo caso, debería estar comparando a Chandler con Hammett, y no al revés.
Pero bueno, espero que al menos me sirva para contarte qué me ha parecido esta obra.
El estilo
Mientras que el estilo de Chandler, sin ser barroco, es un tanto más «literario» (sobre todo por el lenguaje, más cuidado, y por las descripciones, más profusas), el de Hammett es mucho más seco y directo.
Chandler se toma su tiempo para describir la escena y a los personajes, pero Hammett da unas pocas pinceladas (a veces, ni eso) y se entra casi en exclusiva en la trama (salvo alguna excepción con algún personaje).
Esto no es casualidad: al escribir de esa forma se consigue un relato mucho más crudo, incluso violento (y no me refiero al contenido, que también, sino a la forma de contarlo).
Y también se logra un ritmo narrativo raudo como una centella, donde los eventos se suceden uno tras de otro a velocidad de vértigo.
La acción
Esto me lleva al siguiente punto, que es dónde decide Hammett poner el foco de la historia.
Chandler da mucha importancia al misterio, y aunque sus historias siempre cuentan con momentos de acción o de tensión, en ellas predomina la investigación del caso.
Pero Hammett es Death Proof, un bólido furioso con sed de sangre.
Hay misterio, sí, pero aquí lo verdaderamente importante es ver al agente de la Continental esquivando disparos, estableciendo alianzas con gánsteres, y tirando de los pocos hilos de los que dispone para acabar de desenredar todo el tinglado.
Y las muertes.
Pocas veces he leído un libro donde muere tanta gente.
Ni siquiera Shakespeare era tan sanguinario.
El agente de la Continental
El agente de la Continental (protagonista de la novela) es un tipo de armas tomar.
Aunque recuerda a veces a Philip Marlowe (sobre todo en su afición al licor), no llega a ser tan cínico ni bromista, y no tiene demonios internos torturándole.
Eso sí, es manipulador, rencoroso, y no le importa apretar a quien sea, incluso a sus propios clientes, para alcanzar sus metas.
En una muy interesante reflexión sobre sí mismo (la única que hace en toda la novela), atribuye la maldad de sus actos a la propia ciudad donde se encuentra (Personville), que algunos llaman Poisonville (Villa Veneno en español), y a la que culpa de su propia corrupción.
Es quizá la mayor diferencia con respecto a Marlowe, cuya entereza moral no disminuye ni un ápice en ningún momento.
Esta reflexión, además, tiene eco en el lector, porque las preguntas que le surgen son inevitables:
- ¿Haría yo lo mismo en su situación?
- ¿Se puede acabar con la corrupción moral e institucional del sistema de otra forma que no sea desde dentro?
- Si la respuesta es no, y decido asumir esa corrupción como propia, ¿llegaré realmente a acabar con la podredumbre, o me convertiré en una pieza más del engranaje?
Conclusión
Me encantan los clásicos, y una de las razones por las que los disfruto tanto es porque pocas veces decepcionan.
Cosecha roja es diversión pura; un festival de acción, balazos y puñaladas traperas (literales y metafóricas), todo ello escrito con una prosa que no busca embelesarte, sino coserte a puñetazos.
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